19
MAR
2023

IV DOMINGO DE CUARESMA



    Cuando el 19 de marzo cae en domingo, la Misa de la solemnidad de San José se traslada al día siguiente, lunes 20 de marzo.

    La razón de este aplazamiento es que los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua tienen un rango superior a todas las solemnidades.


    Dicho esto, hoy celebramos el IV domingo de
    Cuaresma en el que nos acercaremos a Jerusalén donde un ciego busca luz para sus ojos. 

    En esta lectura, del ciego de nacimiento se nos habla de “oscuridad, tinieblas y caos” para decirnos que Jesús es “La Luz”.


    La ceguera física suele ser una gran desventaja para la mayoría de los que la padecen, aunque a menudo desarrollen otras dimensiones y capacidades que al resto nos faltan.

    "Estar ciego implica caminar a tientas y tropezar más fácilmente.
    Significa desconocer lo que hay alrededor, vivir a una cierta distancia, no poder disfrutar de un paisaje, no reconocer un rostro que se acerca, no distinguir los colores. No poder hacerse una idea acertada de lo que es un mar, un cielo, una montaña elevada... No distinguir el día de la noche...
    No poder apreciar la mirada cálida de un amigo ..."

     

    Pero hay otro tipo de ceguera que nos cuesta mucho más reconocer: la ceguera interior.


    ¿Cuantas veces camino a tientas, vivo a cierta distancia de los demás y no soy capaz de disfrutar de su compañia?. ¿Cuantas veces mis prejuicios no me permiten hacerme una idea acertada de las cosas? 


    ¡Cuánto nos cuesta reconocer nuestra ceguera! ¡Cuánto nos cuesta pedir luz! 


      • Porque vivir cada día sin proponerme metas, conformarme sin esforzarme en crecer y mejorar dejando pasar los años sin llenarlos de esa “vida regalo” que solo es posible al lado de Jesús es, caminar a ciegas.

     

      •  Porque una mirada superficial, rápida, irreflexiva, o mis muchos prejuicios, pueden hacer que Cristo esté pasando a mi lado una y otra vez, y yo no lo vea. Me lo pierda.

     

      • Porque no atreverme a mirar mi propio interior, procurando conocerme mejor, para así detectar las tinieblas que se adueñan de mí, es lo mismo que no querer ver.

     

      • Porque si digo que Jesús es la luz del mundo, que el Señor me ha salvado... tendré que aprender vivir como hijo de la luz. Tendré que aprender a mirar el mundo, la vida, a las personas y a mí mismo con la luz de Jesús, es decir: con profundidad, con esperanza, con atención, con bondad, con justicia, con verdad... 


    Jesús te pedimos porque nuestra vida se llene de tu luz.


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