Hoy, segundo día de las fiestas patronales, celebramos a la Purísima Concepción. Se nos invita a fijar nuestra mirada en María, la llena de gracia y limpia de pecado ya en su misma concepción.
María quiso que el proyecto de Dios sobre ella se cumpliese tal y como Dios lo había diseñado. En ella Dios grabó su propia imagen porque permitió de manera continuada que fuera actuando en ella. Y por eso, fue reproduciendo en su vida el mismo ser de Dios hasta el punto de llevarlo en su vientre. Su “hágase en mí según tu palabra” fue expresión del deseo de que su vida fuera conducida por Dios. A ello dio su consentimiento y eso es lo que ella más quería.
Ella es el modelo acabado donde poder mirarnos y encontrar las actitudes propias para acoger al Señor que viene a nuestra vida. Mirar a María es mirar el modo con el que Dios nos enseña y nos quiere acompañar.
Hoy nos reuniremos a las 19´30 h. para celebrar la Eucaristía y a continuación haremos una procesión claustral con la imagen de la Purísima.
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